Solo quería entender “qué me pasaba”, pero con el tiempo descubrí que no se trataba de arreglarme, sino de escucharme, de mirar mi historia con amor, de habitar lo que siento, sin disfrazarlo, de hacerme responsable de mi existencia y de aprender a amarme tanto tanto que allá afuera pudiera verlo todo con ojos de amor.
Aprender a amar y a atesorar lo momentos de felicidad se volvio mi proposito de vida.
 
La Gestalt me enseñó a ponerle palabras a lo que dolía, me enseñó a actuar desde la herida y empezar a elegirme desde la consciencia, sin delegar en los démas eso que no queria hacerme responsable.

¿EN QUE ME HA AYUDADO LA TERAPIA GESTALT?

Me ayuda a reconocer mis emociones como maestras, no como enemigas.

Me hace responsabilizar de lo que siento sin cargar con culpas que no me corresponden.

Me invita a habitar mis relaciones desde lo verdadero, no desde la necesidad de aprobación.

Y, sobre todo, a mirar lo que soy hoy con amor, sin prisa, sin juicio, aceptandome como la humana que soy, con mi oscuridad y sobre todo con compasión hacia mí misma.